Victoria de la extrema derecha en Francia en la primera vuelta por los escaños del parlamento galo, el próximo domingo se define todo en la segunda vuelta
Francia se encamina rápidamente hacia un año de caos político, económico y tal vez financiero. Tras la primera vuelta de las elecciones parlamentarias celebrada el domingo, ya no se puede descartar la perspectiva de que un gobierno de extrema derecha consiga una mayoría absoluta de escaños en la Asamblea Nacional. Dados los riesgos que plantea la plataforma del Agrupamiento Nacional de Marine Le Pen, la alternativa –un estancamiento político y un gobierno inestable– podría ser preferible.
El resultado final de la votación nacional depende de las negociaciones políticas, pero la composición final de la principal cámara del parlamento francés depende de las negociaciones políticas. En la segunda vuelta del próximo domingo, la izquierda, por ahora unida bajo la bandera del Nuevo Frente Popular, y la alianza que apoya al presidente Emmanuel Macron tienen que ponerse de acuerdo sobre un candidato con las mayores posibilidades de triunfar en cada distrito. Si no lo hacen o los votantes no siguen sus instrucciones, serán elegidos candidatos de extrema derecha, que obtuvieron el primer lugar en un número sin precedentes de distritos electorales.
Si Jordan Bardella, el aspirante a primer ministro de RN, no logra obtener la mayoría de escaños, Francia entrará en largos meses de crisis política. La influencia de Macron se reduciría al mínimo tras el fracaso de su apuesta de convocar elecciones anticipadas después de que su partido fuera derrotado en las elecciones al Parlamento Europeo. Según algunas proyecciones, el presidente podría contar con menos de 100 diputados en la Asamblea de 577 miembros. Eso debilitaría su capacidad para desempeñar un papel decisivo, incluso si reúne a parlamentarios de centroderecha o centroizquierda para formar un gobierno minoritario.
Un gobierno así pronto se definiría no por lo que hace sino por lo que no puede hacer. Estaría marcado por constantes disputas, estancamiento e impotencia sobre cuestiones urgentes como cómo reducir un déficit presupuestario que supera el 5% del PIB. Y le resultaría difícil definir qué papel debería desempeñar Francia en la Unión Europea en áreas como la política hacia China, Ucrania o la transición verde. Macron no puede convocar nuevas elecciones hasta dentro de un año y su mandato actual se extiende hasta 2027.