A un año del accidente de la Línea 12 del Metro y las victimas siguen clamando justicia
“No puedo pedir la devolución de mi hijo y aunque yo pida millones de pesos eso no va a reparar el no tener a mi hijo”, dice entre lágrimas Jocabed Pineda, madre de Immer del Águila Pineda, un joven de 29 años que perdió la vida por el colapso del tramo elevado de la Línea 12 la noche del 3 de mayo de 2021.
Al insistir que el dolor de perder a su hijo nunca se va, no se irá, la madre de Immer expresó extrañarlo a diario, pues era un joven responsable, muy atento, deportista, alegre, bromista y muy cariñoso. “Todo eso de un momento a otro no se puede olvidar”.
Para la señora Jocabed recordar la noticia de que a su hijo lo habían encontrado sin vida, le genera impotencia, porque él no debía morir, dice.
Esta situación no se le desea a ninguna mamá. El saber que en un abrir y cerrar de ojos todo se derriba por negligencias”, subraya.
La mujer, que dependía económicamente de su hijo, también critica que a lo largo de este año, las personas involucradas en la situación no den la cara y dan largas al asunto, aunado a que los han presionado para que acepten la indemnización poniéndole precio a una vida.
“Yo le pregunto a la señora Sheinbaum, al mismo presidente, cuánto vale uno de sus hijos. Que le pongan el precio a uno de sus hijos y vean si es justo lo que ofrecen”.
“Cuantos años hubiese podido vivir si estas personas hubieran hecho caso de darle mantenimiento adecuado a esa Línea, pero no se hizo. Por esa negligencia estamos indignados. No va a haber justicia aunque supuestamente quieren reparar los daños”, agrega.
Asimismo, la madre de Immer reconoce que con pedir el encierro de alguna persona no va recuperar la vida de su hijo.
“Estoy casi completo”
Para Remigio Gayoso, de 42 años y sobreviviente del incidente trágico, el salir de ahí es algo por lo que se siente afortunado.
Al contar que aquel trágico día venía justo en el vagón que se vino abajo en la Línea 12, dice no haber sentido el momento de colapso ni mucho menos cuando estaba herido, debido a que perdió el conocimiento, lo que evitó mayores traumas.
El padre de dos hijos, y quien resultó con una pierna completamente rota y un brazo fracturado, dice sólo recordar la imagen de las personas apiladas al fondo del vagón, el cual estaba lleno de humo y sin luz.
“Reaccioné y mi mano estaba hinchada, pero no sentía dolor, hasta que intenté pararme no podía por mi pierna y porque alguien estaba encima de mí. Cuando me arrastro, me doy cuenta que mi pierna está rota totalmente, que se movía por todos lados. Me sostuve de un tubo hasta que me sacaron unos policías”, relata.
Remigio recuerda que tras el incidente tuvo que pasar por dos operaciones que le dejaron clavos y tornillos en su pierna izquierda, además de una placa en su mano derecha.
“Me siento afortunado de que ya pasó un año y estoy casi completo (…) soy afortunado”.