Conoce como deben ser los pequeños descansos que ayudan al cerebro a aprender cosas nuevas
Para aprender algo nuevo, tienes que practicar, practicar, practicar, dice el sentido común, esa idea de “la práctica hace la perfección”.
Pero varios estudios científicos han señalado que la práctica incesante puede no ser la forma más eficiente de aprender una nueva habilidad: el cerebro necesita descansos para consolidar el conocimiento recién adquirido y transformarlo de un recuerdo transitorio a un recuerdo duradero.
Y uno de los hallazgos más recientes es que los breves descansos intercalados con la actividad conducen a grandes ganancias de aprendizaje: el cerebro aprovecha estos descansos para realizar una “repetición” mental súper rápida de lo que acaba de aprender, reforzando la habilidad recién adquirida.
Estos breves descansos pueden ser particularmente productivos para el cerebro de aquellos que practican movimientos nuevos, diminutos y repetitivos, como atletas o músicos, o incluso pacientes que intentan recuperar las habilidades perdidas después de un accidente cerebrovascular.
“Imagínate un escenario en el que una persona comienza a aprender a tocar una nueva canción en el piano”, explica Brasil el investigador brasileño Leonardo Claudino, uno de los coautores de un estudio sobre el tema realizado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE.UU. y publicado en 2021 en la revista Cell Reports.
“Descubrimos que durante las pausas, el cerebro repite una versión 50 veces más rápida de los movimientos utilizados para tocar la canción, una y otra vez, lo que refuerza la conexión de neuronas en las áreas asociadas a esa nueva memoria”, agrega.
Descanso de diez segundos
En ese estudio, Claudino y otros investigadores del NIH registraron la actividad cerebral de 33 voluntarios diestros mientras aprendían a escribir una secuencia de números con la mano izquierda en el teclado.
Los voluntarios tenían que escribir tantas secuencias como fuera posible durante diez segundos y luego tomar un descanso de diez segundos.
Algunos miembros de este mismo equipo de investigación, liderado por la científica Marlene Bönstrup, ya habían observado en estudios anteriores que, tras los breves intervalos, los voluntarios mejoraban la velocidad y precisión con la que tecleaban secuencias numéricas de este tipo.
Ahora, el objetivo era entender qué sucede en el cerebro en este proceso.
Y, usando pruebas de magnetoencefalografía, los científicos pudieron observar las rápidas “repeticiones” que el cerebro hacía de lo que acababa de aprender.
“Y descubrimos que (la consolidación) ocurre en una escala de tiempo mucho más rápida de lo que se creía”, señala Leonardo Claudino.
“Una habilidad de dos segundos se repite en el cerebro en la escala de milisegundos”.
Al hacer estas “repeticiones”, el cerebro consolida el aprendizaje.
El camino de la memoria en el cerebro
Incluso antes de estudiar el efecto de estas pequeñas pausas, los científicos ya sabían que el cerebro necesitaba descansar para consolidar los recuerdos.
En la práctica, según el conocimiento científico hasta el momento, esto implica transferir la memoria desde el hipocampo, donde se guardan los registros temporales, a áreas del neocórtex, donde se encuentra la memoria más duradera.
Pero hasta estos descubrimientos más recientes, se creía que solo durante el sueño, cuando el cerebro está más libre de estímulos sensoriales externos, se producía este proceso de consolidación.
Con los nuevos estudios, señala Claudino, es posible percibir que los recuerdos también se consolidan casi simultáneamente con la práctica, proceso que parece ser complementario a lo que ocurre mientras dormimos.
Pero esto es algo que aún debe ser confirmado por más investigaciones.
“Todavía no se sabe mucho, y ciertamente son fisiológicamente diferentes. (…) pero quizás el sueño codifica una experiencia más completa: todo el contexto (de ese recuerdo), quién estaba allí, cómo era el entorno”, señala Leonardo Claudino..
“Una pausa rápida puede registrar detalles más minuciosos: la sinergia entre los dedos al teclear, el movimiento. Es una hipótesis para que alguien investigue en el futuro”.