Arturo Zaldivar: No somos oposición, somos un poder independiente y equilibrador
La independencia es real y se nota en las sentencias, afirma el presidente de la SCJN, pero “hay una campaña de desprestigio. Cuando las sentencias son en contra del Gobierno, pasan inadvertidas o se trata de convertir en una especie de héroe nacional al juez que dictó la sentencia”.
No es una exageración afirmar que Arturo Zaldívar Lelo de Larrea es el presidente de la Suprema Corte más visible de nuestra historia, en primer lugar porque habíamos tenido presidentes casi invisibles, pero sobre todo porque Zaldívar se ha empeñado en comunicar: tiene una cuenta de Tik Tok muy activa y una “rara” disposición a hablar con los medios. “El Poder Judicial y la Corte siempre eran un poder alejado, como muy cerrado, la gente nos veía como en una burbuja, muy lejos de la realidad… comunicar tiene que ver con generar confianza y ganar legitimidad, se complementa con otras acciones, por ejemplo, el impulso a la defensoría de oficio y la reforma en la justicia laboral” dice Zaldívar, que es presidente de la Corte y el Consejo de la Judicatura desde enero de 2019.
El Poder Judicial ha sido más visible también en estos cuatro años, porque le ha tocado “la maldición de vivir tiempos interesantes”: La llegada de López Obrador a la presidencia; la primera reforma al Poder Judicial en treinta años y un momento de polarización en el que ha tocado máximos el interés del círculo rojo por develar cómo funciona el sistema de justicia y su relación con otros poderes: la Presidencia y los grupos empresariales, por ejemplo.
La relación con el presidente López Obrador es objeto del mayor de los escrutinios, así la describe Zaldívar: “Ha sido muy respetuosa y muy fructífera para el Poder Judicial. Todos los presidentes de la Corte antes que yo se reunían con los presidentes de la República. Somos poderes del Estado y reunirte para tratar temas de Estado en un momento en el que el país tiene tantos problemas no afecta en lo más mínimo la independencia Judicial. Esto en sí mismo no tiene nada de extraño, nada más que ahora es público y antes se hacía en lo oscurito”.
El Poder Judicial vive una de las etapas de mayor independencia en la historia, afirma el ministro presidente. “Me remito a las sentencias. En estos últimos cuatro años ha habido muchas sentencias muy importantes en contra de leyes y políticas públicas, de la mayoría en el Congreso y del gobierno en turno”. Esta independencia es real, insiste Zaldívar, pero no satisface a quienes pretenden que la Corte juegue un papel de opositor político del Gobierno, “hay una campaña de desprestigio en contra de la Corte y del Poder judicial, alegando de manera reiterada que la Corte no es autónoma, que la Corte está sometida, que el Poder Judicial ya no es independiente”.
Lo menos importante es que me afecta a mí, argumenta este abogado nacido en Querétaro en 1959, “lo realmente grave es que afecta a la institución de la SCJN y del poder Judicial. En lo relacionado con la economía, eso afecta a la confianza del empresariado en el país. Si las personas que quieren invertir se enfrentan a un discurso que les hace pensar que las reglas del juego no están claras o que no hay jueces independientes, eso genera menores incentivos para invertir o para permanecer en el país”
No somos opositor ni oficina de Gobierno, argumenta Arturo Zaldívar, “somos un poder equilibrador, defensor de la Constitución y los Derechos Humanos. Los empresarios pueden tener la certeza de que en México hay un Poder Judicial independiente que cuando los conflictos llegan a los tribunales se resuelven conforme a Derecho”.
Es normal que haya sentencias de los jueces que son controvertidas, “eso ocurre en México y en muchos otros países, pero aquí estamos enfrentando un tipo de crítica que me parece perversa. Cualquier sentencia que sea a favor del gobierno significa que el Poder Judicial no es independiente. Cuando hay una sentencia que es contra del gobierno pasa inadvertida o se trata de convertir en una especie de héroe nacional al juez que dictó la sentencia. Se pierde de vista que es toda la institución la que está jugando este papel equilibrador”
El ministro Zaldívar Lelo de Larrea concluirá su periodo como presidente de la Corte el primer día del 2023. Afirma que en estos cuatro años se han logrado avances en combate a la corrupción y en erradicación de malas prácticas: “Sí, cuando yo llegué a la presidencia de la Corte y del Consejo de la Judicatura Federal teníamos un problema de corrupción, de redes de corrupción. Hemos combatido con intensidad la corrupción y también el nepotismo. El Poder Judicial era una gran familia judicial. En los tribunales había gente que tenía a sus hijos, a sus hermanos, a sus novias en el mismo tribunal. Eso ya se ha terminado… creo que hay que aclarar que no es lo mismo el Poder Judicial federal que los poderes judiciales de los estados”.
Para trabajadores y empresarios, uno de los cambios más importantes en materia de justicia ha ocurrido en el ámbito laboral. “Es una transformación de 180 grados. No es un proyecto del Poder Judicial Federal, sino del Estado mexicano. Va a traer una nueva forma de entender las relaciones patronales y va a generar mucha más certeza y claridad en los conflictos en esta materia. Una justicia con jueces, ya no con juntas de Conciliación y Arbitraje. Los juicios laborales normalmente duran cuatro años y medio, hoy duran cuatro meses en los estados en donde ya está funcionando la nueva justicia laboral. En el Poder Judicial federal concluiremos este 2 o 3 de octubre la tercera etapa y estaremos en todo el país”.
La incorporación de una perspectiva de género en el Poder Judicial es algo que enorgullece a Arturo Zaldívar: “Hicimos concursos exclusivos para mujeres y nuestros concursos son exclusivos para mujeres o son paritarios. Esto es muy importante. Somos la única institución, prácticamente en toda América, que tiene licencias de paternidad pagadas por tres meses para hombres igual que a las mujeres. En los procesos, tenemos una tendencia a juzgar con perspectiva de género, a proteger a las mujeres frente a las desigualdades estructurales y una orientación para generar una mejor justicia social para la gente más pobre y olvidada de este país”.
Cuando se habla de justicia para los olvidados, hay que tomar en cuenta lo que sucede con los defensores de oficio, “La defensoría pública era el patito feo del Poder Judicial y hemos dado pasos para cambiar esto. Hemos defendido a miles de personas pobres vulnerables, mujeres indígenas en todo el país. Cuando yo llegué hablábamos 39 lenguas indígenas y hoy hablamos 148. En muchas ocasiones los mayores delitos que cometen las personas más pobres son delitos locales, por ejemplo, robos a un supermercado para darle de comer a sus hijos. Hemos celebrado convenios con la CDMX y Oaxaca para defender a gente humilde en delitos locales. Ojalá se sumen más estados”.
¿Qué deja por hacer? “Yo me quedo muy satisfecho y no miraré atrás una vez que deje esta presidencia. Hay algunas cuestiones, sobre todo derivadas de la reforma judicial, que ya no son reversibles o son difícilmente reversibles. Hay otras que dependerán mucho del impulso que le dé la nueva presidencia de la Corte. Creo que le podemos dar confianza y certeza a la gente de todos los estratos sociales y a la clase empresarial de que hay un Poder Judicial serio, independiente y honorable”.