Japón termina como líder de su grupo, al derrotar a España 2-1, el equipo ibérico estuvo a punto de no calificar
España jugará los octavos de final, tal como se esperaba, pero lo hará por la otra parte del cuadro que se suponía, en teoría más asequible y después de una noche de infarto, en la que durante cerca de cinco minutos, por imposible que pareciera, estuvo eliminada.
Perdió (2-1) contra Japón después de ir ganando al descanso y verse sorprendida en la segunda mitad por una selección japonesa que lo dio todo por lograr una remontada milagrosa que le dio el premio merecido. Gracias, al fin, a la victoria de Alemania sobre Costa Rica conquistó el pase a octavos el equipo español, en la peor noche del Mundial.
Dominó con solvencia, tranquilidad y sin nervios la primera parte el equipo de Luis Enrique. Apenas se habían cumplido once minutos cuando un centro medido, estupendo, de Azpilicueta lo remató de cabeza a la red Morata, en su tercer gol del Mundial y que dando ventaja a España parecía encaminar el duelo a un monólogo que se mantuvo, de color rojo, durante más de media hora.
No quería, o no podía, presionar Japón la salida de balón de los españoles, que sin forzar la máquina tenían un control absoluto, con Gavi multiplicándose, Busquets (tras un error inicial) repartiendo con acierto y jugándose mayormente en terreno nipón sin más historias…
EL DRAMA
Pero ni por asomo podía nadie imaginar lo que ocurriría tras el descanso. España salió con la misma tranquilidad que había acabado la primera mitad pero se encontró con un rival envalentonado, que se fue arriba y sabiéndose contra las cuerdas, al borde de la eliminación, buscó la portería de Unai… Y la encontró de manera tan inexplicable como sorprendente.
Una mala salida de balón de Unai, una pérdida de Balde y un obús desde el límite del área del recién ingresado Doan provocó el empate a los 48 minutos y apenas tres después un centro de Mitoma, pareciendo que el balón había salido fuera, lo remató Tanaka a boca de gol a la red.
Ni las protestas ni la incredulidad valieron para nada más que verse por debajo en el marcador, mirando como Alemania ganaba por la mínima a Costa Rica… Hasta que los ticos remontaron y durante cerca de cinco minutos tuvieron a España eliminada.
Con más corazón que cabeza, con los nervios a flor de piel, el equipo de Luis Enrique se fue arriba con desespero en busca de un empate que le ahorrase sufrimiento, pero ese sufrimiento se lo alivió la nueva remontada germana, que dejó en anécdota, con un susto enorme, el tropiezo.
Incapaz de empatar, España acabó pasando como segunda para cruzarse con Marruecos en octavos de final en un, teórico, camino más asequible… Pero las sensaciones, en la despedida de la liguilla, no pudieron ser peores.