Brasil atraviesa el peor momento de la crisis del covid-19, con hospitales colapsados y casi 280.000 muertos
El presidente brasileño Jair Bolsonaro nombró este lunes a un nuevo ministro de Salud, el cuarto en lo que va de pandemia. El médico Marcelo Queiroga, hasta ahora presidente de la Sociedad Brasileña de Cardiología, sustituirá al general del Ejército Eduardo Pazuello, que estaba en el cargo desde mayo del año pasado.
El cambio se produce en el peor momento de la pandemia en Brasil, con una media de más de 2.000 muertos al día en las últimas semanas. El país ya roza los 280.000 fallecidos por covid-19 y la mayoría de los estados están al borde del colapso.
La sucesión se da por las presiones crecientes sobre el ministro Pazuello, muy cuestionado por la desorganización de la campaña de vacunación y la escasez de inmunizantes, pero también por su presunta omisión en la crisis de la falta de oxígeno que llevó al caos a la ciudad de Manaos en enero. Hay indicios de que el ministerio sabía que la ciudad estaba al borde del colapso y no hizo nada por evitarlo. Pazuello se enfrenta a una investigación en el Tribunal Supremo y en una comisión parlamentaria.
Al hablar de su salida, Bolsonaro confió en que su sucesor continúe con el buen trabajo realizado hasta ahora. La gran virtud de Pazuello fue no cuestionar al presidente. “Uno manda y el otro obedece”, dijo en una ocasión, alardeando de disciplina castrense.
Los ministros que osaron desafiar la visión negacionista del presidente acabaron fuera del gobierno. El médico Luiz Henrique Mandetta fue fulminado en los primeros meses de la pandemia por defender la necesidad de imponer restricciones a la población para frenar la propagación del virus.
Su sucesor, Nelson Teich, duró apenas unas semanas. Tuvo que soportar enormes presiones para que el ministerio de Salud prescribiera el uso de cloroquina e hidroxicloroquina, medicamentos sin eficacia comprobada contra el covid-19, pero por lo que Bolsonaro estaba obsesionado.
Tras los meses de lealtad ciega de Pazuello, Bolsonaro tanteó a la cardióloga Ludhmila Hajjar, de perfil técnico y la favorita por los sectores de la derecha moderada que apoyan al gobierno. Bolsonaro citó a Hajjar el domingo en Brasilia, pero la reunión fue un desastre. Hubo un choque frontal de visiones.
En declaraciones a la prensa este lunes, la candidata frustrada dijo que no había “convergencia técnica” entre ambos y que rechazó la invitación. Aseguró que Brasil tiene por delante un panorama “bastante sombrío”. También explicó que en las últimas horas recibió amenazas de muerte de simpatizantes de Bolsonaro, que incluso intentaron entrar en su hotel.